Método de elaboración:
- Corta 185 g de mantequilla sin sal en dados pequeños y viértelos en un bol. Rompe 185 g de chocolate negro en trozos pequeños y échalos en el bol.
- Llena una cacerola pequeña con agua caliente hasta un cuarto de su capacidad, y a continuación coloca el bol encima para que descanse sobre el borde de la cacerola, sin que llegue a tocar el agua. Ponlo a fuego lento hasta que la mantequilla y el chocolate se hayan derretido, removiendo de vez en cuando para mezclarlos.
- Saca el bol de la cacerola. Deja que la mezcla derretida se enfríe a temperatura ambiente.
- Mientras esperas a que el chocolate se enfríe, coloca una bandeja en el centro de tu horno y enciende el horno a 180ºC/160ºC con ventilador o posición 4.
- Utilizando un molde cuadrado poco profundo de unos 20 cm, recorta un cuadrado de papel de horno antiadherente para forrar la base. Vierte 85 g de harina común y 40 g de cacao en polvo en un colador colocado sobre un bol mediano. Da golpecitos y agita el colador para que pasen juntos y se eliminen los grumos.
- Trocea 50 g de chocolate blanco y 50 g de chocolate con leche sobre una tabla.
- En un bol grande, rompe 3 huevos grandes y añade 275 g de azúcar glasé. Con una batidora eléctrica de varillas a velocidad máxima, bate los huevos y el azúcar. La mezcla adoptará un aspecto espeso y cremoso, como un batido de leche. Esto puede tardar entre 3 y 8 minutos, dependiendo de la potencia de tu batidora. Sabrás que está listo cuando la mezcla se haya vuelto muy pálida y tenga aproximadamente el doble de su volumen original. Otra forma de comprobarlo es apagar la batidora, levantar las varillas y moverlas de un lado a otro. Si la mezcla que se desprende de las varillas deja un rastro en la superficie de la mezcla del bol durante uno o dos segundos, ya está.
- Vierte la mezcla de chocolate enfriada sobre la mousse de huevo y, a continuación, incorpórala suavemente con ayuda de una espátula de goma. Introduce la espátula por un lado, desplázala por el fondo y súbela por el lado opuesto y vuelve a introducirla por el centro. Sigue mezclando por debajo y por arriba en forma de ocho, moviendo el bol después de cada vuelta para poder llegar a todos los lados, hasta que las dos mezclas sean una y el color sea un marrón oscuro moteado. La idea es casarlas sin dejarlas sin aire, así que hazlo lo más suave y lentamente que puedas.
- Sujeta el colador sobre el bol de la mezcla de chocolate con huevo y vuelve a tamizar la mezcla de cacao y harina, agitando el colador de lado a lado, para cubrir la parte superior de manera uniforme.
- Incorpora suavemente este polvo utilizando el mismo método en forma de ocho que antes. La mezcla tendrá un aspecto seco y polvoriento al principio, y un tanto poco prometedora, pero sigue adelante con mucha suavidad y paciencia. Detente justo antes de que sientas que debes hacerlo, ya que no quieres excederte en la mezcla.
- Por último, incorpora los trozos de chocolate blanco y con leche hasta que queden bien repartidos.
- Vierte la mezcla en el molde preparado, vaciando bien todo el bol con la espátula. Introduce suavemente la mezcla en las esquinas del molde y pasa la espátula de lado a lado por la parte superior para alisarla. Espolvorea Sal Maldon por encima.
- Introduce en el horno y programa el temporizador para 25 minutos. Cuando suene el timbre, abre el horno, saca un poco la bandeja y agita suavemente el molde. Si el pastel se hunde en el centro, no está del todo hecho, así que vuelve a meterlo en el horno y déjalo hacerse durante 5 minutos más hasta que la parte superior tenga una corteza brillante y parecida al papel y los lados empiecen a despegarse del molde. Sácalo del horno.
- Deja el conjunto en el molde hasta que esté completamente frío, y después sacar el pastel con el papel de aluminio. Córtalo en cuartos y luego corta cada cuarto en cuatro cuadrados.